Hola, mi nombre es Oliver Pérez Herrera, soy un estudiante del Máster en Profesor de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de idiomas, al cual accedí a través de la carrera de geografía y ordenación del territorio de la Universidad de Valladolid.
Desde que empecé
secundaria he sentido una cierta atracción hacia la idea de ser profesor, pues
siempre me ha gustado los niños y la idea de aprobar unas oposiciones, sacar
plaza y trabajar toda la vida es cuanto menos atractiva, pero sin lugar a
dudas, la razón principal por la que decidí ser profesor, es porque estoy
cansado de que no se imparta bien la geografía en los institutos.
¿Cuándo alguien te
habla sobre la geografía, tú en que piensas primero? Efectivamente, en países,
capitales, ríos, montañas y, con suerte, en los climas de los distintos
lugares. ¡No! Eso no es geografía, eso es el quesito azul del trivial. La
geografía es algo más que la excusa que ponen los estadounidenses para hacer la
guerra; la geografía es la unidad de todas las ciencias, pues tiene una amplia
base científica presente en campos como climatología, biogeografía,
hidrogeografía o geomorfología entre otras o los SIG, encargados de analizar la
ubicación espacial y organiza capas de información para su visualización,
utilizando mapas y escenas 3D, revelando así el conocimiento más profundo
escondido en los datos. A su vez, también presenta a la Tierra como la sede de
todas las acciones humanas como como el urbanismo, la demografía, la
geoeconomía.
Con todo esto,
podría decirse que la geografía es la más artística de las ciencias y la más científica
de las artes. Pero ¿Cuál es la razón por la que no se imparte bien la
geografía? Muy sencillo, el problema está en que la búsqueda de profesores “todoterreno”
convierta a la geografía en una materia fácil de delegar en profesores
especializados en materias mínimamente relacionadas con esta como puede serlo
la historia, provocando así que se imparta una asignatura a través de un
profesor que no siente la pasión necesaria por la materia y que vaya a lo fácil
enfocándose únicamente en enseñar datos presentes en los mapas.
Como experiencias
laborales en el ámbito de la educación, podría destacar los dos años de
voluntariado que hice en una escuela de verano, y los tres años trabajando en
campamentos urbanos, donde me encargaba de hacer rutas por el Pinar de
Antequera, enseñando a los niños las maravillas del mundo natural. A parte,
tengo también experiencia en la organización de actividades geografías, pues he
formado parte de la junta directiva de dos asociaciones juveniles geográficas,
las cuales son Geolid, enfocada a actividades más de ámbito nacional como cafés
geográficos, geoboletines, actividades en colegios y salidas
nacionales/regionales; y Egea, enfocada en actividades internacionales dentro
de Europa con actividades como intercambios, congresos y seminarios y, por
supuesto, salidas de campo.
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