En esta nueva entrada vamos a comentar el tema de la participación escolar y varias medidas con las que, según mi opinión, se pueden fomentar. Primero antes de nada cabe definir que es la participación escolar:
La participación escolar
es aquella en la que tanto las familias, como otros miembros de la comunidad,
participan en las actividades educativas ya sea en el proceso de aprendizaje de
los niños y niñas y en su propia formación, contribuyendo al aprendizaje del
alumnado, bien en la clase, bien en otros espacios educativos, en horario
escolar o extraescolar. Esto permite desarrollar y poner en marcha el tipo de
actuaciones inclusivas como, por ejemplo, en algunas escuelas españolas,
miembros de la familia o de la comunidad trabajan con el profesorado dentro del
aula en grupos heterogéneos. Esta es una actuación de éxito, porque disponer de
más personas adultas en el aula incrementa las posibilidades de interacción y
puede resultar beneficioso para el aprendizaje de todos los niños y niñas. Al
mismo tiempo estas personas adultas se convierten en modelos positivos a seguir
dentro de los grupos sociales existentes en la escuela. En general, la
participación de la familia y de la comunidad en las actividades escolares
debería fomentarse, puesto que mejora la inclusión social y educativa y
contribuye a que la escuela adquiera más sentido para el alumnado.
Por otra parte, la
participación en educación también implica educación para las propias familias,
puesto que las familias y los miembros de la comunidad participan en
programas educativos que responden a sus necesidades. La creación de espacios
educativos y culturales donde tanto familias como otras personas puedan
aprender de forma activa refuerza el tipo de interacciones que han sido
calificadas como positivas a la hora de incrementar el rendimiento escolar del
alumnado.
Respecto a las
medidas que fomentarían la participación escolar, creo que serían optimas las
siguientes medidas:
Limitar el tiempo
que se dedica a cada actividad; no desviarse del tema central, pues esto
provoca que los estudiantes se distraigan y olviden los objetivos educativos.
Tener transparencia, pues se deben conocer los objetivos y criterios de evaluación, de esta manera ellos tienen la responsabilidad de sus acciones.
Ejemplificar y demostrar,
ya que esto es especialmente efectivo si se quiere que los alumnos retengan y
comprendan con mayor facilidad algún tema. La mejor manera de entender algo, es
haciéndolos ver la necesidad o utilidad de aprenderlo.
Plantear problemas
a resolver, preferiblemente problemas relacionados con la vida cotidiana.
Fomentar
el trabajo colaborativo, pues, aunque este pueda llegar a parecer que ocasiona
distracción en el salón de clase, realmente fomenta la participación y
desenvolvimiento social de los niños.
Dar
a los alumnos medios para poder expresar sus ideas y participar. No sólo se
trata de hacer participar al alumno, sino que su participación sea de calidad.
Ludificar
las clases, pues los juegos en la educación aumentan la participación,
motivación y aprendizaje de los estudiantes.
Utilizar
recursos y materiales que ya formen parte de su vida, pues cuanto más
familiarizados estén con los recursos utilizados en clase, mayor será la
atención que pongan por el tema.
Dar
margen para que los estudiantes puedan hacer las cosas a su manera o usar sus
propios materiales. Es importante que tengan cierta flexibilidad en su propio
proceso de aprendizaje.
Realizar
evaluaciones diagnósticas, preguntando a los alumnos cosas relacionadas con el
tema entrante antes de empezarlo y valorar así sus conocimientos previos y
cuáles son sus preferencias. De esta manera se puede preparar una clase en base
al nivel y los gustos de la clase.
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